De cuando Valencia era una isla fluvial

La ciudad nació en el año 138 a.C. y el foro estaba ubicado en la actual Plaza de la Virgen

Valencia es una ciudad que fue fundada por los romanos, quienes trajeron a aquellos primeros hombres que poblaron Valentia, lusitanos perdonados bajo un pacto, y no procedentes del ejército de Junio Bruto, como muchas veces se ha dicho. A los fundadores de la ciudad se les concedieron estas tierras a cambio de su rendición. La ciudad era entonces una isla fluvial (Tyrin) cerca de la desembocadura del río Tyrius (Turia), ubicada en el mejor vado natural del río por donde pasaba la Vía Augusta. Nacía así la república de Valentia Edetanorum (Valentia, que significa “valor”, y Edetanorum, que provenía de Edetania), la ciudad de “los valientes”. Estamos en el año 138 a.C.

La ciudad de Valencia se configuraba alrededor de dos calles perpendiculares en cuyo centro se situaba el foro, con sus templos, sus edificios públicos y de administración. Estas calles eran el cardo (eje norte-sur) y el decumano (eje este-oeste). El cardo se correspondería con la actual calle Salvador y el decumano con la calle de Caballeros. El punto de unión de ambas calles se situaba en la actual Plaza de la Almoina y, en ese lugar, se situaba el foro. En los extremos de ambas calles se encontrarían las cuatro puertas con que contaba la ciudad. La extensión aproximada de la ciudad podría establecerse entre la actual plaza de la Reina y la orilla del río Turia en el eje norte sur, y entre la calle Serranos y la calle Avellanas en el eje este-oeste. El Museo de la Almoina es un auténtico viaje al pasado romano de Valentia y ofrece, en sus 2.500 metros cuadrados de superficie y de manera cronológica, un itinerario para explicar la evolución urbana que ha experimentado la ciudad desde su fundación hasta nuestros días.

Restos de la Valencia romana conservados en el Museo de la Almoina.

A pesar de esta primera fundación, Valentia queda destruida en el año 75 a.C. por Pompeyo. De aquella primera Valentia solo quedaría un santuario dedicado a Asclepios (en el entorno de la Catedral), un horreum (granero) y unas termas, renaciendo años más tarde en la época de Octavio Augusto, etapa imperial, donde se le dotaría de un foro, un circo romano y una ampliación de las canalizaciones edetanas y romanas anteriores, además de abastecimiento de agua y otras disposiciones. El circo iría desde la calle de la Paz, a la altura del actual Colegio del Patriarca, hasta la calle del Almirante. De aquella gran Valentia, que con el paso de los siglos fue destruida y sustituida por otras construcciones de nuevas civilizaciones, no queda casi nada.

En los años setenta del siglo XX se colocó una lápida en el suelo de la Plaza de la Virgen con una inscripción en latín, escrita por el investigador de la Valencia romana, José Esteve Ferriol, parafraseando a Tito Livio que dice: “En el año 616 desde la fundación de Roma, el año 138 aC. el cónsul Décimo Junio Bruto, a los que habían luchado en Hispania en tiempos de Viriato dio campos y una ciudad fortificada que se llamó Valencia. Así (han pasado) 21 siglos, así (pasen) muchos siglos más felizmente, el senado y el pueblo valenciano (lo hizo), terminado el siglo XXI”.

ANNO DCXVI AB URBE CONDITA
CXXXVIII ANTECHRISTUM
D. IUNIUS BRUTUS CONSUL IN HISPANIA IS QUI SUB VIRIATHO
MILITAVERANT AGROS ET OPPIDUM
DEDIT QUOD VOCATUM EST VALENTIA
SIC XXI SIC PLURIMA SAECULA
FELICITER SENATUS POPULUS
QUE VALENTINUS XXI SAECULO
EXPLETO

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